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Feridun Zaimoglu - Liebesmale, scharlachrot

El tema de la foraneidad y las diferencias culturales

Al estudiar  el tema de la foraneidad y las diferencias culturales en  Liebesmale, scharlachrot  se percibe una complejidad similar a la del tema de la identidad, ya que el autor lo recrea desde diversas facetas que, a su vez, resultan de la concepción de la propia novela.

A este respecto conviene señalar que la estructura epistolar ubica a los personajes en países diferentes – Alemania y Turquía -, lo que permite al autor, por una parte, perfilar la alteridad desde dos puntos de vista dispares: por un lado, la diferencia que Hakan y Serdar perciben en Alemania, y por otro, el sentimiento extranjero que le sobreviene a Serdar en Turquía; así como retratar de la misma manera las diferencias culturales desde cuatro ángulos opuestos: las divergencias que los extranjeros perciben con respecto a los alemanes en Alemania, la heterogeneidad observada por los extranjeros con respecto a ellos mismos en el país de acogida, la constatación de las costumbres dispares de los alemanes en Turquía, y la comprobación de la alteridad de las costumbres de sus propios compatriotas en el país de procedencia.

En este sentido, Hakan es consciente de la imagen que suscita entre la mayoría de la población germana: sin trabajo, ni dinero, ve cómo lentamente se acerca el momento del desahucio de su vivienda. En esta situación acuerda junto con otros amigos inmigrantes solucionar su problema más acuciante: el hambre. Para ello sopesan diferentes soluciones: el robo en una sucursal bancaria o de los cisnes del parque. Desechan el robo y chantaje, pues esto implicaría que la probable expulsión de Alemania:

“Bankraub und Schutzgelderpressung hakten wir ab, die Aussicht, an Händen und Füßen gefesselt und von bulligen Bundesgrenzschutzgringos eskortiert zu werden, die einem vielleicht auch noch ne atemfeste Skimütze übern Kopf ziehn, dass man im Zweite-Klasse.Abteil drittklassig verreckt, gab uns n Grauen ein. Wir sind ja keine Gangster, wir sind Hungermäuler, eurasische Kamelficker im Herzen der superneuen Mitte ...“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.41)

De este modo, es de destacar la anuencia de este individuo con la imagen que de él tienen los nativos. No se opone a dicho retrato, por el contrario, lo acepta consciente de que es el rol que le ha tocado desempeñar: ocupar los peldaños inferiores de la escala social:

“… sahen wir statt der Schönheiten nur ne Schurkenrunde, bartstoppelig, fetzenklamottig, fertig mit der Welt und dem Schicksal, das uns zu Sprossen von Arbeitern und Bauern erkor, die irgendwann ihre Scheißscholle verließen, auf der Suche nach Banknoten aufm Pokertisch oder ner Blendung hinter Schaufenstern.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p. 40)

Se aprecia una nota de amargo desencanto en estas palabras, pues abandonó su país, al que se refiere despectivamente como ‘Scheißscholle’, en busca de un destino mejor que el que allí le esperaba como obrero o campesino. Sin embargo, el país de acogida no ha cumplido sus expectativas, ya que tan sólo contempla el reflejo del bienestar a través de los escaparates. Pertenece al colectivo que integran personajes al margen, que no participan del bienestar social de ese país y donde, además, han de cuidar sus actos, pues al menor desliz se les deportará.
De modo similar, se entiende la siguiente reflexión respecto a la condición de extranjeros:

“Manchmal frag ich mich, Alter, was wir eigentlich in Almanya suchen, wir sind Anatolier mit schiefen Herzen und haben es zu einigem Ruhm inner Kriminalbranche gebracht, dann gibt’s noch Studierte wie dich, die weder Fisch noch Fleisch sind, und dann bringen die Türkenblätter Fotos mit Erfolgskümmeln, gemachte Männer und Frauen ...“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p. 69)

Queda manifiesto el desarraigo de estos personajes que no logran integrarse en la sociedad de acogida.  Ocupan un lugar en las zonas marginales de la sociedad como granujas que viven de la picaresca; asimismo, están desplazados aquellos individuos que han estudiado, pues no pueden identificarse ni con la sociedad de acogida ni con la minoría de la que proceden, dado que en palabras de Hakan son tibios, no son ni carne ni pescado, por más que los periódicos turcos impresos en Alemania se empeñen en  retratarlos con caras de turcos de éxito. Por otro lado, tampoco son capaces de retornar a su país, viviendo, por consiguiente, una constante insatisfacción que acentúa su otredad.

Este sentimiento de meteco, empero, no se registra exclusivamente en el país de acogida. Es más, esta emoción se revela quizás con mayor intensidad en el propio país, pues, al vivir esta sensación de no pertenencia en el lugar que se contempla como propio, la exclusión se torna más evidente y, por tanto, más dolorosa:

“Er nimmt mich mit, zu was anderem bin ich anscheinend nicht gut genug, denn die kleinen Cliquen und Teenie-Freundeskreise machen sich einen Spaß daraus, den Freigängern, den Daherkommern, den Eingeflogenen eine miese Materie anzuhängen. Sie wollen mich nicht, ich bin hier in der Gegend nicht direkt eine Trophäe.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, pp. 50-51)

De ahí la exclusión que vive Serdar en Turquía: En el lugar donde está pasando las vacaciones con sus padres no es apreciado, pues se le considera un intruso, un advenedizo y, por lo tanto, los lugareños no muestran interés en entablar amistad con aquellos que vienen de fuera, como el propio protagonista escribe a Anke en la carta 31:

“Und wie das Sieb im Heu fühle ich mich auch, fern von seiner Gebrauchsbestimmung und an einem Ort, an dem es eigentlich nichts zu suchen hat.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p. 223)

Esta animadversión, que siente a lo largo de toda su estancia en el Egeo, culmina en el ataque de Baba, que le recrimina su condición de ‘alemanizado’, ‘Deutschländer’, fundamentando su odio en el hecho de proceder de un lugar diferente:

“Du kommst hierher und atmest die gleiche Luft wie ich und schwimmst im gleichen Wasser. Du kommst her und denkst, du kannst dir die erstbeste Frau, die dir über den Weg läuft, einfach so schnappen. Das lasse ich nicht zu, du bist ein Deutschlandschmutz, du glaubst, du kannst alles haben. Entweder zückst du deine Börse oder deinen schlappen Schwanz, und wir, die richtigen Männer, dürfen die Arme verschränken und zukucken. Ich schick dich jetzt zum Teufel...“(Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p. 289-290)

El grado de animadversión en las palabras de Baba es tal que equipara a Serdar con la basura alemana, a la par que se erige en ‘Juez supremo’ con derecho a limpiar este tipo de suciedad y que no duda en recurrir a métodos tan drásticos como el asesinato. De ahí que se entienda como la máxima expresión de foraneidad posible, puesto que convierte los sentimientos contra los extranjeros en xenofobia.

Por lo que se refiere a las diferencias culturales hay que decir, como ya se menciona al principio de este apartado, que Feridun Zaimoglu distingue cuatro planos y que éstos pueden, a su vez, subdividirse en dos categorías: las diferencias que se divisan en Alemania y las observadas en Turquía. Dentro de cada una de estas esferas cabe la distinción de la alteridad desde la perspectiva de uno y otro colectivo - el alemán y el turco - .

Con respecto a las discrepancias  percibidas en territorio alemán cabe mentar el aprecio que los turcos observan entre la población alemana por el sol y su amor a los animales. A propósito del amor que éstos sienten por los animales parece interesante referir el pasaje en el que Hakan y otros inmigrantes deciden dar captura a los cisnes del parque para satisfacer su hambre. En la discusión previa a dicha acción constatan las dificultades que les puede acarrear la misma, advirtiéndose, por tanto, una crítica implícita dado que los alemanes como defensores acérrimos de los animales valoran incluso más la vida de éstos que la de un ser humano:

“Ich sah schon die fette Schlagzeile: Tierschützer massakrieren Schwanenmörder!, das is hier n sensibles Gebiet, schon wenn du hier auf ne Küchenschabe trittst, hast du im Nu sieben Scheiß-Naturfreundevereine am Hals, die dich grün und blau schlagen, teeren und federn und an der Stadtgrenze annen Pranger stellen.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.42)

En consonancia con este retrato de lo alemán, Zaimoglu describe las diferentes sensaciones que suscitan el sol y el buen tiempo entre la población alemana y turca. Mientras que el colectivo turco busca, como la mayoría de los pueblos mediterráneos, la sombra tan pronto como asoma el sol, los alemanes experimentan una transformación ante el menor atisbo de Febo, echándose a la calle y despojándose del mayor número posible de prendas de vestir:

“Wenn n bisschen Sonnenstrahl angesagt ist, werden die Alemanheios ja völlig irre und müssen unbedingt den letzten Scheiß losbrechen, was genauso sinnvoll ist wie Darmhäute mit Schweinsgehacktem zu stopfen für zwölf Mark die Stunde, aber egal, ich bin einfach mit anne frische Luft.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.25)

Resulta llamativa la comparación de Hakan. Equipara el  amor al sol y al buen tiempo de la población alemana con la tendencia a embutir carne porcina picada en tripas. En este sentido, se observa cómo percibe la foraneidad de la costumbre alemana de tumbarse al sol, a la vez que realiza una crítica velada tanto del trabajo de charcutero como de las costumbres alimenticias germanas.

Continuando con las costumbres extrañas de los alemanes, el inmigrante Hakan refiere el hábito occidental de acudir a playas nudistas, donde el vello corporal no está bien visto. Consiguientemente, en su afán de asimilación lleva a cabo una depilación corporal integral, ya que su prolongada estancia en tierras extrañas:

“Ich hab gedacht, Hakan, du bist jetzt auf diesem fremden Boden so lange zugange, dass du das lässig siehst mit nackten Körpern. Da ich von dem Ausflug schon zwei Tage vorher wusste, hab ich mir ne Ganzkörperrasur gegönnt, ...“(Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.25)

Pese a las diferencias culturales, Hakan hace suyo el refrán ‘donde vayas, haz como vieres’ y, de ahí que su acción depilatoria y decisión de acudir a la playa nudista se entienda como intento de integración, aunque este propósito se vea truncado por su reacción corporal al contemplar a dos veinteañeras :

"... zwei knackige Mittzwanziger gingen mit wippenden Airbag an uns vorbei, und in Nullkommanichts hatte ich nen Bilderbuchständer, der abstand wie ne Fahne, ...“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.26)

En ese preciso instante comprueba que las diferencias culturales residen en la reacción física ante determinadas imágenes: los occidentales son capaces de ejercer control físico sobre su cuerpo, mientras que los orientales cumplen con el estereotipo del macho, lo que deviene en la conclusión según la que la alteridad reside en el miembro masculino y no en las diferencias de color:

“Wenn sich Kulturen unterscheiden, dann eben in Pint – und nicht in Pigment-Angelegenheiten, dann bin ich eben der Scheißbimbo, der sich und seine Körperteile nicht unter Kontrolle hat, scheiß drauf. Jeder von uns Moguffen tummelt sich ja irgendwie in Stammesnähe.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.26)

La divergencia cultural se advierte también en el aspecto externo, como cabe deducir de la observación que hace el adolescente Serdar en su propio cuerpo: la aparición del vello corporal. Un  hecho tan insignificante y natural como el color del vello y su crecimiento en el período pubertal se convertirá en elemento diferenciador que, a su vez, incidirá en la foraneidad del personaje:

“Plötzlich roch ich in den Achseln, plötzlich spross überall pechschwarzes Haar, das mich später in deutschen Umkleidekabinen zum Gespött der Mitschüler machen sollte, und als ich in den Spiegel sah, entdeckte ich zwischen Pupille und Unterlid einen dünnen Streifen Augenweiß, das Siegel der Orientalen.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.136)

De ahí que, tomando como punto de partida la propia percepción de la diferencia racial, ésta adquiere un grado máximo en el instante en el que el narrador interpreta que lleva la seña del oriental marcada en la cara, identificándole como meteco ante todos los demás y, por consiguiente, excluyéndole del colectivo mayoritario en la sociedad de acogida.

A propósito de la alteridad sentida en Turquía, se observa, por un lado, la foraneidad que despiertan en Anke las costumbres turcas y, por otra, la extrañeza que percibe Serdar ante algunos hábitos otomanos.

Con respecto a las diferencias culturales que contempla esta mujer se advierte el estereotipo según el cual los hombres musulmanes desnudan con la mirada a las mujeres occidentales, independientemente de la vestimenta que éstas lleven:

“Es macht mir nichts aus, wenn die Männer auf der Straße stehen bleiben und mich mit den Augen ausziehen, auch wenn ich auf »Weisung« von Serdars Mutter nur blickdichte Kleidungsstücke trage.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.274)

Así, cabe destacar la diferencia cultural entre Alemania y Turquía. Cualquier mujer puede salir en Alemania a la calle sin tener que preocuparse por la ropa que lleva, no debiendo plantearse si ésta es adecuada o no; asimismo, las mujeres no tienen que sufrir el escrutinio que Anke experimenta en el país otomano. En este sentido, se aprecia una gran diferencia de costumbres, pues la mujer occidental tiene mayor libertad de movimiento que la oriental, cumpliéndose en este aspecto el estereotipo reinante en Occidente.

Las diferencias culturales se perciben, a su vez, en la relación que existe entre los padres de Serdar y Anke.

Los padres del protagonista saben que su hijo y Anke comparten piso en Alemania y, por tanto, la invitan a su casa durante su estancia en Turquía. Simultáneamente, Serdar les ha contado que ella se encuentra algo deprimida – hecho que no se ajusta a la verdad- ; de ahí, que se interesen por su bienestar anímico, ‘innere Verfassung’ y, precisamente, aquí entran en juego las diferencias culturales, pues Anke interpreta las preguntas como cortesía turca, creyendo que se refieren a las dificultades que atraviesa su relación con Serdar:

“Ich hatte aber gar nichts von einem Unwohlsein oder einer Krankheit verlauten lassen. Ich schob es auf die türkische Gastfreundschaft und gab bereitwillig Auskunft, ich dachte sogar, sie würden durch die Blume sprechen und eine gescheiterte Beziehung als einen nicht gesunden Zustand betrachten.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, pp.275-276)

Conviene hacer hincapié en las costumbres opuestas y el desconocimiento de las mismas, ya que el malentendido deriva de una hipótesis errónea según la cual Anke infiere que los padres de Serdar se refieren eufemísticamente a su relación fracasada, cuando en realidad éstos, engañados por Serdar, están realmente preocupados por su salud.

Por último, en lo que atañe a las diferencias culturales que llaman la atención del protagonista en Turquía destaca especialmente la percepción de alteridad en tanto en cuanto que él es turco y está en su propio país, no debiéndole resultar extraños estos hábitos. No obstante, se ha acercado ya tanto a las costumbres del país de acogida que su alemanización le lleva a contemplar los usos turcos con ojos extranjeros.

En primer lugar, determina que el modo de saludo no es como el practicado por los turcos inmigrantes en Alemania. Éstos se dan la mano y besan la mejilla en su afán de preservar costumbres patrias y poner de manifiesto el rechazo alemán al contacto físico:

“Nicht etwa mit Handschlag und nassem Kuss auf die Backen, wie wir’s in Almanya kultivieren, um nebenbei den Alemanenbengeln anzuzeigen, was für ausgemachte Körperfeinde sie doch sind.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.49)

Sin embargo, esta costumbre que en Alemania se contempla como saludo a la turca no se lleva a cabo en Turquía. Por el contrario, el saludo consiste en unos gestos exentos de contacto corporal:

“ …, verziehen sie den Mund zu einem dezenten Grinsen, vollziehen eine Kinnhackbewegung, strecken die Rechte aus und schnicken über einem imaginären Kreis mir den Fingern.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.49)

De este modo, Serdar contempla estupefacto la contradicción entre el saludo practicado en uno y otro país, siendo escaso el parecido entre la expresión de cortesía habitual en Alemania y el modo en el que los nativos turcos se reconocen.

En otro orden de cosas, el novelista refiere el atuendo típico del hombre a la hora de bañarse. Frente al nudismo descrito por Hakan en Alemania se constata el extremo opuesto entre los hombres turcos: El traje de baño de éstos merece mas llamarse pantalón de deporte que bañador, pues el largo del mismo ha de llegar por encima de la rodilla, para cubrir la máxima extensión de vello posible:

“Die Männer tragen keine Badehosen, sondern richtig runterflappende Turnshorts, die kurz über den Knien enden. Ich dachte, das sei irgendwie die Einhaltung der religiösen Kleiderordnung für Männer, ... [...] Aber nein, die Leute kümmern sich nicht die Bohne darum, es hat eben etwas mit Anstand zu tun, seinen behaarten Sack blickdicht zu verschleiern.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.54)

Y para concluir con los ejemplos de la diferencia cultural que percibe Serdar, es menester mencionar el pasaje referido a una costumbre religiosa que impide a la hija de un ‘Hadschi’ llevar el pelo suelto después de haber peregrinado su padre a la Meca. Queda abierto el origen de este hecho, no sabiendo el yo narrativo, si se debe a una interpretación ortodoxa y literal del precepto coránico o a la tradición:

“… Bekanntschaft mit einer Hadschi-Tochter, die von Rechts wegen nach der Pilgerfahrt ihres Vaters nach Mekka nicht mehr mit offenen Haaren herumlaufen darf, ich weiß allerdings nicht, ob diese Verfügung der Tradition oder der orthodoxen Buchstabentreue geschuldet ist.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.106)

El retrato de la mujer

Expuesta ya la concepción de la novela, hay que distinguir, fundamentalmente, dos estilos fotográficos antagónicos en el dibujo que Zaimoglu realiza de la mujer en Liebesmale, scharlachrot: el que ofrece  Hakan y  el dibujado por Serdar.

Hakan presenta exclusivamente el retrato de su  vecina Jacqueline, mientras que Serdar, en su calidad de casanova, presenta un álbum más variado.  De este modo, dibuja en sus cartas las personalidades de Anke y Dina, a la vez que retrata la figura de Rena y de las mujeres turcas que conoce en su estancia veraniega.

Por tanto, cabe agrupar estos retratos en dos categorías: la mujer alemana  frente a la presentación de la mujer turca.
En el marco de estas dos facetas conviene establecer, a su vez, una distinción, que en el caso de las féminas alemanas se identifica como mujer emancipada pasiva y  mujer emancipada activa; mientras que en el caso de las mujeres turcas se oponen mujer tradicional y mujer moderna en vías de emancipación.

En primer lugar, Hakan retrata a la mujer occidental a través de la figura de Jacqueline, cuya fotografía permite reconocer la imagen de una joven occidental independiente, representante del modelo estético y humano con el que se identifica una parte de la juventud del colectivo mayoritario de estas latitudes. Pero a la vez se advierte cierta ambivalencia en la instantánea de Jacqueline, pues, a su vez, ofrece una doble vertiente. Por un lado, la contradicción que ella misma pone de manifiesto con su comportamiento y, por otro, la ambigüedad de la conducta de Hakan con respecto a ella.

En cuanto al aspecto físico de Jacqueline, Zaimoglu la retrata por entregas, ofreciendo las primeras pinceladas en la carta dos para continuar en la carta seis y concluir la descripción externa de esta mujer en la carta doce y que se resumen en el siguiente cuadro:

Mujer de edad cercana a los veinte años, vecina de Hakan(Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, pp.21-22)  que le gusta llevar minifalda, zapatos plateados de tacón (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.67) y que se ha hecho un piercing en la lengua que le impide la articulación correcta de las palabras:

“…, sie hatte, wie soll ich sagen, gewisse Artikulationsschwierigkeiten. Ihre Zunge hing ständig annen Zähnen und machte n Geräusch wie kling und klong. Ich sprach sie darauf an, sie sagte, sie hätte sich n dritten Ring inne Zunge piercen lassen, das wär wohl n Fehler gewesen, und wenn sie Pech hat, wird sie zeit ihres Lebens lispeln.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.94)

En cuanto a carácter se refiere, se entiende que es una mujer independiente que vive sola y que considera anticuada la relación con un hombre en exclusiva, siendo, precisamente, este aspecto el que encierra mayor ambigüedad en la conducta de Jacqueline. Por un lado, se halla deprimida porque su anterior compañero, Domi, ha roto su relación por la dependencia de ella y, por otro lado, presume y vindica ante Hakan su condición de polígama, que no quiere ataduras con un único hombre:

“»Dass du’s weißt: Ich bin polygam. Heute hier und morgen dort, ich kann und will mich nicht an einen einzigen Typen binden. Ich will mit dir ins Bett, aber komm mir bloß nicht irgendwann mit der Gewissensfrage: er oder ich! Es gibt nix zu entscheiden. Vielleicht lege ich mir sogar einen dritten Typen zu.«“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, pp. 232-233)

A su vez, se trasluce la incongruencia de Hakan, quien con el fin de lograr su objetivo – mantener relaciones sexuales con Jacqueline – no pone impedimentos a esta condición. No obstante, cuando se entera de la profesión de ella, a saber, que se gana la vida dando masajes tántricos, en los que se incluye la masturbación de los clientes, sean hombres o mujeres, pone el grito en el cielo, sacando a relucir su vena turca:

“… Und Tatsache, sie reibt also n Körper des Kunden ein, und am Ende fragt sie nett, ob sie dem Kunden ein runterholen soll, was, wie sie sagt, nicht ganz der Lehre entspricht, weil der Mann sein Samen zurückhalten soll.
Verdammte Scheiße, ich dachte, ich hör nicht richtig, ich polterte auch dan drauflos von wegen, das is ja nix andres als n Nuttengeschäft, und ob sie sich nicht dumm und verkauft vorkommte, wenn sie wildfremden Kerlen die steifen Schwänze hält.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.264)

La ambivalencia de conducta es doble, pues Jacqueline se define como mujer libre y sin ataduras, pero no logra superar la relación con Domi, y Hakan, que afirma primero no tener ningún tipo de prejuicios, pero muestra una reacción sumamente machista ante el descubrimiento de la índole de los masajes que da Jacqueline, confirmando a la misma en sus prejuicios y estereotipos sobre los hombres turcos:

“…, dass ich n typischer Türkenmacker wär, nur darauf aus, ne Frau unterm Schleier zu verstecken und zu Hause anzuketten, ...“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p. 264)

En lo referente al retrato que el novelista traza de las mujeres con las que se relaciona Serdar, ya se menciona al inicio de este epígrafe la existencia de dos tipos: la mujer turca y la alemana.

En el análisis de la imagen de la mujer alemana se observa que es ésta una fotografía doble: Anke y Dina, ambas liberadas e independientes, exponentes de la mujer urbana occidental, que se diferencian por antonimia Efectivamente, mientras que Dina encarna el reposo, Anke es la personificación del movimiento.

En este sentido, la primera representa a una mujer tranquila y reflexiva, cuya actividad se desarrolla principalmente en la mente, que sopesa, aquilata y analiza los sentimientos, los actos, su propia esencia:

“Was ich zu tragen habe, sind die Geschichten, mit denen ich aufgewachsen bin, die Regeln, die Philosophie, die Verantwortung, die bittere und heitere Selbstironie und die vielen Toten. Nur Beziehungen, keine Landschaft, keine Gruppen, keine Heimat, nur die verfluchten Wünsche nach einer Erlösung, ganz ohne die Hilfe eines Christkinds, das uns den Trost abnimmt, und die unendlichen, unberechenbaren Erinnerungen bekannter und unbekannter Gestalten von früher.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p. 87)

Tanta meditación transporta la historia de amor entre Serdar y ella a un plano metafísico y filosófico, carente de calor humano, pues toda la relación tiene lugar en un ámbito racional. De tanto cavilar Dina olvida actuar.
Anke, por el contrario, es una mujer con capacidad de decisión, que no se pierde en disquisiciones filosóficas, lo que queda patente en su decisión de acudir a Turquía ante la posibilidad de reconducir su relación o en el momento que determina irse con otro hombre de vacaciones, cuando Serdar se niega a pasar las mismas con ella:

“Ich habe mich in meinen Corsa gesetzt, wollte das Meer sehen, irgendeine Kraft verspüren. [...] Ich bin weggefahren, weg von dir, mit einem anderen Mann, der mir ein kurzer Abstecher war, der mir einen Vorschlag machte, wie ich ihn mir von dir erwünscht habe, all die Monate: ab an den Atlantik.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.125)

Es de destacar que la acción desarrollada por esta mujer tiene su correspondencia en el léxico empleado por el autor, que recurre a un uso predominante de los verbos, mientras que en las cartas de Dina abundan los sustantivos y los adjetivos, tal y como reseña en el cuadro inferior.

 

Anke

Dina

Verbos

Sustantivos / sustantivos precedidos de adjetivos

Verbos

Sustantivos / sustantivos precedidos de adjetivos

habe gesetzt / wollte sehen / verspüren / bin weggefahren / war / machte / erwünscht habe

Corsa / Kraft / Mann / kurzer Abstecher / Vorschlag / Monate /
Atlantik

zu tragen habe / aufgewachsten bin / abnimmt

Geschichten / Regeln / Philosophie / Verantwortung / bittere und heitere Selbstironie / vielen Toten / Beziehungen / keine Landschaft / keine Gruppen / keine Heimat / verfluchten Wünsche / Erlösung / ohne Hilfe / unendlichen, unberechenbaren Erinnerungen/ bekannter und unbekannter Gestalten

En el pasaje referido a Anke se aprecia un considerable número de verbos que implican acción, movimiento y voluntad frente a las tres formas verbales halladas en el texto relacionado con Dina.

Igualmente, Anke se distingue como una mujer de acción y cabe hacer énfasis en la franqueza con la que expone sus opiniones. En ningún momento se observa ambigüedad en sus misivas, ni expresiones evasivas; es en todo momento directa y sincera:

“»Uns Deutschen « wird Grobheit nachgesagt, dabei bevorzugen »wir« bloß den direkten Weg und sagen, was wir denken. Das mag nicht immer feinfühlig sein, aber du hattest mir gegenüber mal erwähnt, dass es besser sei als die orientalische Schmalzheuchelei.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.168)

 

En otro orden de cosas, al examinar la estampa que Zaimoglu – a través del yo narrativo Serdar – traza de las mujeres turcas, cabe diferenciar dos clases de caracteres. Por un lado, se halla la mujer tradicional, encarnada por la madre del protagonista, que representa a toda una generación de féminas otomanas,  y, por otro, las turcas actuales, que poco a poco van conquistando parcelas de libertad frente a la sociedad patriarcal.

Llama mucho la atención el cambio que manifiestan algunas mujeres en el momento de retornar a Turquía, Independientemente del grado de independencia y libertad alcanzado en Alemania, al pisar tierra patria vuelven a asumir los roles que la sociedad patriarcal les asigna. El hombre pasa a ser dueño y señor de la unidad familiar y ellas se someten a sus dictados:

“Jenseits des Schlagbaums wurde kurzerhand eine Pferdedecke ausgerollt, der Vater und Stammhalter ließen sich im Schneidersitz nieder und machten nicht einen Finger krumm, währen die Töcher des Hauses unter mütterlicher Anleitung die Picknickkörbe und Provianttaschen herbeischleppen und deren Inhalt auspacken mussten.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.10)

Conviene subrayar que el asombro proviene no tanto de la actitud masculina como del acatamiento femenino de estos roles.

En este sentido se advierte la reacción del abuelo de Serdar cuando su madre le pide que le abra una lata de conservas. Experimenta una transformación de personalidad ante tal afrenta que su personaje crece convirtiéndose en un profeta justiciero:

“Ihm fielen fast die Augen aus dem Kopf, die unteren Hälften seiner Ohren liefen rot an – eine Eigenart, die ihm den Kampfnamen »kizil kaçak«, der rote Irre, einbrachte -, er ballte die Faust, streckte den Zeigefinger und ließ eine seiner vielen Weisheiten vom Stapel: »Weib, was du von mir verlangst, hat Gott, der Herr über 72 Welten und tausendfache Angebote hier auf Erden, nicht einem einzigen seiner männlichen Geschöpfe erlaubt. Eher sollen mir die Arschbacken auseinanderfallen, als dass ich einen Fuß setzte in die Küche, oder, wie in diesem Falle, einen Finger rührte, um deiner verfluchten Dose, o Weib, ihren Inhalt zu entlocken.«“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p. 28)

Nuevamente, conviene hacer hincapié en la reacción desmesurada del abuelo ante una simple solicitud de ayuda, que en ningún momento contempla la posibilidad de prestar ayuda, dado que, en sus palabras, el profeta prohíbe a los hombres llevar a cabo tareas domésticas y, por consiguiente, la mujer ha atentado contra su status masculino y el rol patriarcal que ostenta por disposición divina. En este sentido ha de interpretarse su mención del profeta y del Corán.

No obstante, prosiguiendo con la imagen de la mujer turca, se percibe un cambio paulatino entre las mujeres jóvenes y las libertades que tienen. Por un lado, cabe mencionar una occidentalización en el aspecto estético. En Turquía imperan los modelos de belleza europeos, por lo que es frecuente encontrarse con mujeres teñidas de rubio que se han depilado el vello de las piernas con láser:

“Wenn ich mir die hiesigen Schatzimausis so angucke, möchte ich stattdessen alle Gefühle einmotten. Sie haben sich die Besenreiser weglasern lassen und vergleichen ihre Beine miteinander.“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.15)

Se aprecia la influencia de la globalización incluso en los aspectos estéticos,  llevando a las mujeres turcas a realizarse costosos tratamientos de belleza para asemejarse a las mujeres de Europa del Norte, rubias, de tez clara y exentas de vello corporal. Asimismo, se advierte que el ideal de la mujer rubia está tan extendido que las peluquerías hacen pingües negocios con los tintes:

“…, Anatolya steht auf Superperoxyd, ne gebleichte Matte und das Gesicht in mehreren Schichten aufgeschminkt, …” (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p.52)

Lo ya expuesto indica que el acercamiento a Occidente no se queda en la mera forma externa. La transformación se advierte también en la mayor libertad que disfrutan las muchachas, El mejor exponente de esta libertad es el personaje de Rena, que sale con su hermano y con los amigos de éste. También queda sola en la playa con Serdar, de modo que no hay nada en su comportamiento que indique un control férreo por parte de los padres.

Asimismo, su forma de vestir es bastante parecida a la de cualquier muchacha europea de su edad, y en lo referente al aspecto físico, Rena viste a la moda occidental y lleva rastas en el pelo, un ‘outfit’ muy de moda entre las y los jóvenes hoy en día:

“Jetzt sah ich sie im Profil, die Skorpionsamazone saß neben mir, schaute unbekümmert geradeaus, die Mundwinkel leicht zu einem Spitzmädchenlächeln verzogen, ihr wallendes Rastahaar, die kürzesten Haarsträhnen reichten ihr bis knapp zur Kinnlinie, blass, vornehm blass ihr ganzes Gesicht,...“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p. 192)

Por otra parte, si se toma en consideración su conducta, ésta es, a su vez, igual que la de cualquier joven occidental, siguiendo sus impulsos y sentimientos, sin preocuparle la opinión de los demás. De esta forma, ella es la que toma la iniciativa en la relación con Serdar:

“…, ich drehte mich um und sah in ihre Augen, und sie sagte: Auch wenn es nur ein Kuss ist, ich will es später nicht schade finden, ich will später nicht denken, dass ich einen Kuss verschwendet habe! Und dann küsste sie mich, sie schloss die Augen und drückte einen hungrigen, superfraulichen, sanft speichellippigen Kuss auf meine Lippen,...“ (Zaimoglu, Feridun (2000): Liebesmale, scharlachrot: Roman. Hamburg, Rotbuch Verlag, p. 191)

En consecuencia, el estereotipo imperante en Occidente sobre la libertad de la mujer turca y la educación patriarcal, estricta y rígida, recibida por éstas no se corresponde plenamente con la realidad. Por lo menos en lo que al personaje de Rena se refiere ha de subrayarse que actúa con total libertad, dejando en entredicho los insistentes [y recurrentes] modelos de conducta que en Occidente se asigna a musulmanes en general y turcos en particular.

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