La literatura del discurso multicultural de origen turco
El tema de la identidad
Uno de los temas más recurrentes de la literatura del discurso multicultural es el de la identidad. Este argumento se aborda, por un lado, desde la perspectiva de la pérdida de identidad ante la perplejidad que provoca el nuevo entorno y, por otro, como búsqueda de la propia identidad en un afán por crecer y formarse en un medio en el que dos culturas pugnan por la hegemonía.
En este sentido, el tema de la pérdida de identidad es más habitual en los autores pertenecientes a la primera generación, mientras que la búsqueda de identidad la plantean fundamentalmente los escritores de segunda generación.
Como se ha manifestado anteriormente (en el punto 3.2.3., Planteamiento de la propia identidad) la actividad literaria tiene su origen en el desarrollo de la propia identidad y ésta se conforma dentro de un entorno cultural. La cultura ejerce una influencia total sobre el individuo y la personalidad de éste.
(Roy Wagner afirma, además, que la cultura se manifiesta por medio de un choque cultural, en el que el individuo se expone a situaciones que sobrepasan la propia competencia cultural y revelan la discrepancia como individuo. De este modo, el choque cultural es el requisito sine qua non para determinar la cultura propia con respecto a la ajena y la repercusión de este choque cultural en la propia percepción implica una relativización de las normas personales.
Asimismo, mencionamos en dicho punto que el concepto de identidad se basa en dos observaciones simultáneas que son a) la percepción de la autosemejanza y la continuidad de la propia existencia en el espacio y en el tiempo, y b) la percepción del hecho de reconocer los demás nuestra semejanza y continuidad. En este sentido, el colectivo inmigrante advierte cómo su identidad es cuestionada, pues le despojan de su singularidad personal y, frecuentemente, le incluyen en una categoría negativa.
Por otro lado, destacamos en el mencionado punto la importancia de las experiencias aprendidas y retenidas conscientemente en la creación de la memoria; pues la memoria integra conocimientos adquiridos con otros ya existentes, modificándose constantemente.
En este sentido, la actitud de la sociedad de acogida - que rebate, rechaza y cuestiona las normas y valores hasta ese momento vigentes para el inmigrante – provoca conflictos y desdoblamientos psíquicos en éste, obligándole a replantearse su propia identidad. Vid. Wagner, Roy (19812): The Invention of Culture, Chicago: University Press of Chicago. )
De ahí que el concepto identidad sea clave y la búsqueda de ésta determine implícita- y explícitamente la temática de esta literatura.Los autores pertenecientes a la primera generación reflejan el tema de la identidad por medio de la perplejidad que experimentan sus personajes en el país de acogida. Procedentes de un ámbito cultural diferente, ven que el país al que han emigrado pone en entredicho sus normas y valores. Además, contemplan cómo se les pone una etiqueta, que en palabras de Carmine Chiellino consiste en la unión de los conceptos ‘extranjero’ y ‘trabajo sucio’, “von der Verbindung der Begriffe Ausländer und Dreckarbeit geprägt ist” (Chiellino, C. (1985): Literatur und Identität in der Fremde. Zur Literatur italienischer Autoren in der Bundesrepublik. Augsburg: Kiel (1989): Neuer Malik, p. 71) ).
De este modo, pierden su personalidad anterior y se les adscribe en una categoría negativa, lo que les pone en la tesitura de justificar día a día su identidad. De este modo, el extranjero se convierte en un lugar de temores existenciales y por este motivo vuelven la mirada hacia la patria con añoranza y la familia que han dejado atrás, ya que éstas representan la seguridad, lo conocido.
En algunos casos la perplejidad se manifiesta en una negación del conflicto de identidad como es el caso de la novela Tränen sind immer das Ende de Akif Pirinçci (Pirinçci, Akif (1984): Tränen sind immer das Ende. München: Goldmann ). En esta obra el yo narrativo – cuyo nombre coincide con el del autor - subraya, por una parte, que su existencia como extranjero no le supone ningún problema, pero, por otra, se refiere habitualmente a sí mismo como ‘una insignificancia’ - “ein Nichts”- (Pirinçci, Akif (1984): Tränen sind immer das Ende. München: Goldmann, p.9.). Este hecho resalta la profunda represión de la identidad de origen que se manifiesta en la aparente plena adaptación del protagonista a las costumbres y a la sociedad alemana.
Aunque Akif no niega su procedencia turca en ningún momento, empero, tampoco menciona ningún tipo de conflicto cultural. Por el contrario, sobre su relación con Christa pesa la diferente formación (trabajador / estudiante) y las diferentes concepciones de vida. Este tipo de disparidad existe en cualquier relación, aunque en este caso la diferencia se acrecenta por la diferente procedencia nacional. Pese a no mencionarse en la obra, Akif sufre los conflictos culturales, que se manifiestan en palabras de Andrea Zielke por medio de:
“Seine Gespaltenheit kompensiert er mehr schlecht als Recht durch Sexualität, die als Ausdruck von Ganzheit Zerrissenheit temporär aufzufangen vermag, jedoch gleichzeitig mit dem unbewuβten Bedürfnis nach einem monadischen Selbst die Abhängigkeit von Christa proportional steigert.“(Zielke, Andrea (1985): Standortbestimmung der “Gastarbeiter-Literatur” in deutscher Sprache in der bundesdeutschen Literaturszene, Kassel: Gesamthochschul-Bibliothek, p. 48)
El conflicto cultural y su repercusión en la identidad se manifiesta en muchos de estos autores (de la primera generación) en el idioma empleado: turco. La elección del idioma materno tiene una doble justificación: por un lado, la inseguridad de estos autores para crear en el idioma alemán y, por otro, el deseo de afirmación y recuperación de la identidad turca. De ahí que las obras alemanas de muchos de estos autores sean traducciones del turco.
Aunque la obra en alemán de Aysel Özakin (Aysel Özakin: nacida en 1942 en Urfa, Turquía Oriental, llega a Alemania tres meses después del golpe militar del 12 de septiembre de 1980, invitada por el Berliner Literarisches Colloquium. Entonces ya era una autora conocida en su patria, pues había publicado varios libros y le habían sido concedidos en 1974 el premio ‘Sabahattim Ali’ y en 1977 el premio ‘Roman Odili’) se compone principalmente traducciones del turco o del inglés (Sólo ha escrito en alemán la antología lírica Du bist willkommen (1985), las demás obras las ha escrito en turco y en inglés desde su cambio de residencia al Reino Unido en 1990. En traducción alemana pueden leerse las obras enumeradas en el Apartado ‘Bibliografía’. ), es obligado mencionarla aquí, pues aborda prácticamente en todas ellas el tema que aquí se analiza. Si se tiene en consideración la afirmación de Roy Wagner en virtud de la que la experiencia de ser diferente nos obliga a reinventar nuestra propia cultura:
“… the culture in which one grows up never is really “visible” – it is taken for granted and its assumptions are felt to be self-evident. It is only through “invention” of this kind that the abstract significance of culture (and of many another concepts) can be grasped, and only through the experiences contrast that his own culture becomes “visible”.”(Wagner, Roy (19812): The Invention of Culture, Chicago: University of Chicago Press, p.4 )
Entonces cabe reseñar que los textos de Aysel Özakin recrean y contextualizan las experiencias migratorias y la construcción de identidad, donde el entorno, al confrontar a los protagonistas con prejuicios y categorizaciones, los obliga a una constante reflexión.
La vida del personaje principal de la novela Die Leidenschaft der Anderen (Özakin, Aysel (1981): Die Leidenschaft der Anderen, Hamburg: Buntbuch) se enfrenta a un problema decisivo: ¿Cómo puede una mujer oriental vivir acorde a los valores occidentales sin que por ello se le reproche una pérdida de identidad?
Esta novela – de fuertes rasgos autobiográficos – presenta la precaria situación de los intelectuales turcos exiliados en Alemania. Para ello describe las vivencias de una escritora turca exiliada durante un ciclo de conferencias por diferentes ciudades.
El yo narrativo se construye a sí mismo como parte de una cultura de intelectuales que transciende cualquier tipo de frontera nacional. Con este fin la autora introduce el concepto de los peticionarios de asilo y los perseguidos políticos y establece así una clara diferencia entre los turcos intelectuales de izquierda y los inmigrantes industriales.
La narradora afirma en esta novela que es incapaz de retornar a su cultura nacional y consecuentemente no puede recuperar la estabilidad de identidad. Asimismo, refleja la interrogante anteriormente citada, preguntándose cómo vivir de un modo occidental sin que eso le suponga una crítica:
“Ich umarme Johannes. Es ist die Umarmung zwischen zwei alten Bekannten und Verwandten. Gleichzeitig bemerke ich aus den Augenwinkeln, wie zwei Schnurrbärtige, dunkelhäutige Männer den Buchladen betreten. Es sind Landsleute ... ’Was werden sie jetzt wohl denken?’ fährt es mir durch den Kopf. Eine Frau, die dem Druck ihrer Gesellschaft entkommen ist und endlich ihre ’Freiheiten’ auskostet? Oder hat sie sich auch schon zu Hause diese Arte ’Freiheiten’ herausgenommen, als Künstlerin, aus liberalen, bürgerlichen, degenerierten Kreisen oder aus Bohemien?“ (Özakin, Aysel (1981): Die Leidenschaft der Anderen, Hamburg: Buntbuch, p.16 )
En este sentido, el personaje principal no logra identificarse con nadie; de hecho, parece ser nadie; por un lado exige que le dejan ser ella misma y que no la incluyan en ningún estereotipo:
“Ich erwarte, daβ sie mich nicht in eine Kategorie einreihen und daβ sie mich auβerhalb von Klischees sehen...”(Özakin, Aysel (1981): Die Leidenschaft der Anderen, Hamburg: Buntbuch, p.59 )
y por otro lado se pregunta constantemente cómo la ven los demás, qué piensan de ella y de su conducta:
“Sie ist eine sehr gescheite Frau mit einer starken Persönlichkeit,“ sagt Max [...] Plötzlich frage ich mich, was er wohl später einmal über mich sagen wird. ’Die ist nicht wie eine türkische Frau, die ist wie eine Europäerin, wie wir.’ Ich habe Angst davor, daβ es für sie bedeuten könnte, man verliere seine Persönlichkeit, wenn man als Orientalin, wie eine Europäerin ist. [...] Die türkische Frau, in Deutschland der Prototyp des unterdrückten, schüchternen Menschen, und ich bin ihm nicht ähnlich. Mein Anderssein. Mit dem was ich schreibe, kann sich niemand identifizieren, das, was ich geschrieben habe, wird nicht als schöpferisches Werk betrachtet. Ich wecke lediglich Neugierde, oder gebe Informationen über dieses seltsame Thema ’türkische Frau in Deutschland’. Sicher hat die Tschechin, die vor mir hier Lesungen veranstaltet hat, diese Art von Einsamkeit nicht erlebt. Und sicher hat es auch niemand als ungewöhnlich betrachtet, daβ eine Tschechin ihr literarisches Werk vorstellt.” (Özakin, Aysel (1981): Die Leidenschaft der Anderen, Hamburg: Buntbuch, pp.37 ss.)
¿Es tan singular que los demás no puedan identificarse con sus escritos? ¿Acaso su vida es tan diferente? ¿Se diferencia tanto de las mujeres turcas y alemanas? ¿De qué manera determina el cliché de la mujer oriental su relación con los hombres alemanes?
El personaje principal se plantea constantemente su conducta social, como si la estuvieran examinando. La perpetua duda e indecisión respecto a cómo proceder y la posible repercusión de su conducta se refleja en una identidad insegura. Se preocupa tanto por la opinión que pudiera merecer su conducta en los demás que no actúa como ella misma.
“Kann ich es ihm sagen, daβ ich ihm nahe sein möchte? Und die Leute um uns? [...] Sie sehen diese Arte von Nähe für sich selbst zwar als etwas Natürliches an und haben davor keine Angst, es ist sogar ein Teil der Emanzipation, aber fänden sie das bei mir auch natürlich? Oder beurteilen sie mich nach den Moralbegriffen der Gesellschaft, aus der ich stamme? Und würden sie meinen Ausbruch aus diesen Moralbegriffen als Degeneration bewerten?“ (Özakin, Aysel (1981): Die Leidenschaft der Anderen, Hamburg: Buntbuch, p. 61. )
Es una identidad fragmentada entre aquello que le gustaría hacer y lo que realmente lleva a cabo, pues se ve continuamente expuesta a la crítica de la sociedad. Sin embargo, esta crítica es un reflejo de la educación por ella recibida, con la que no es capaz de llevar a cabo una ruptura total.
En otro apartado de la novela Özakin reproduce una discusión entre la protagonista y Max, un amigo. Cuando éste le dice que probablemente se enfrentará a sus mismos problemas al emigrar a Australia, ella le contradice:
“Aber man wird dich als europäischen Ausländer, als freien Abenteurer aus Europa betrachten.“ (Özakin, Aysel (1981): Die Leidenschaft der Anderen, Hamburg: Buntbuch, p.42 )
En este fragmento la escritora liga el tema de la identidad a una mentalidad eurocéntrica. Max no es consciente – ni lo será en el mismo grado que el yo narrativo – de los problemas de identidad derivados de la emigración, como tampoco es consciente del privilegio que disfruta por el mero hecho de ser hombre, de raza blanca y ciudadano europeo.
La novela Die blaue Maske (Özakin, Aysel (1992): Die blaue Maske. Roman. Hamburg und Zürich: Sammlung Luchterhand)plasma la búsqueda de identidad a través del doble. El artificio del doble es uno de los tópicos más antiguos y más empleados en la literatura. Aparece en mitos, leyendas y otras formas literarias. En un principio está ligado a la circunscripción del yo y el temor a la disolución del mismo.
“Das Motiv des Doppelgängers […] war von Anfang an als Problem der Grenzziehung und drohenden Auflösung mit dem Gefühl des Unheimlichen verbunden, indem das Ich als das auch andere bzw. das andere als Teil des Selbst erfahren wurde.“( Henckmann, Gisela (1997): “Wo Maske und unterdrücktes Ich eins werden“ Zum Motiv der Doppelgängerin in Aysel Özakins Die blaue Maske, en: Howard, Mary (1997ed.): Interkulturelle Konfigurationen. Zur deutschsprachigen Erzählliteratur von Autoren nichtdeutscher Herkunft. München: iudicium, p.47)
Este tema es muy frecuente en la literatura romántica; sin embargo, se observa una divergencia entre variante masculina y femenina del doble.
(En este período, el romántico, los los protagonistas masculinos se enfrentan a su doble como sujetos mientras que los personajes femeninos lo hacen como objetos (Véase Achim von Arnim: Isabella von Ägypten; Joseph von Eichendorff: Das Marmorbild; E.T.A. Hoffmann: Der Sandmann ), pues el tópico del doble femenino no adquiere status de sujeto en el sentido de alter ego hasta el siglo XIX. (Véanse el poema Das Spiegelbild, la balada Fräulein von Rodenschild o el fragmento Ledwina de Annette von Droste-Hülshoff; o la correspondencia de Rahel Varnhage y Bettina von Arnim.). En la literatura contemporánea escrita por mujeres es relativamente frecuente el tópico del doble como el alter ego del personaje femenino (Véase Irmtraud Morgner (1983): Amanda. Ein Hexenroman, Berlin und Weimar; Christa Reinig (1984): Die Frau im Brunnen, München; Waltraud Anna Mitgutsch (1986): Das andere Gesicht, Nördlingen; Monika Maron (1986): Die Überläuferin, Frankfurt am Main; Marie Luise Kaschnitz (1971): Das dicke Kind, en: Marie Luise Kaschnitz: Nicht nur von hier und heute. Ausgewählte Prosa und Lyrik, Hamburg u, Düsseldorf: Claasen, pp. 213 -220; Christa Wolf (1976): Kindheitsmuster, Berlin und Weimar; Ingeborg Bachman (1974): Malina, Frankfurt am Main). El rasgo común de este artificio es la percepción de la otra bien como parte de una misma o bien como reconocimiento paulatino del alter ego que no corresponde a las normas vigentes en la sociedad y consecuentemente ha de ser reprimido. El personaje femenino, que vive las normas sociales como patriarcales e impuestas, experimenta una liberación a la par que una autoafirmación, cuando acepta e integra su otro yo.)
En la literatura contemporánea escrita por mujeres aparece con cierta frecuencia el artificio del doble. Cuando el personaje acepta su otro yo es capaz de liberarse de las normas sociales que le son impuestas. La máscara desempeña una función parecida en Die blaue Maske, donde ésta pasa a ser el símbolo por medio del que el yo narrativo se identifica con su alter ego, Dina:
“Je besser ich Dina kennenlerne, desto mehr entdecke ich sie mir selbst. Zwischen Fackeln, Trompeten, Tanzenden erscheint mir Dina als die einzige Maske, die ich auf dem Karneval aufsetzen kann. Ich will das in mir Verborgene nach auβen kehren, es deutlich auf meinem Gesicht zeigen [...]” ( Özakin, Aysel (1992): Die blaue Maske. Roman. Hamburg und Zürich: Sammlung Luchterhand, p. 162)
Ambas figuras, el yo narrativo y la amiga, son escritoras. Ambas han abandonado Turquía y viven respectivamente en Berlín y Zurich y las dos son mujeres intelectuales que viven acorde a normas occidentales. Sin embargo, mientras que Dina ha sido capaz de romper totalmente con la tradición y las costumbres orientales, la narradora está más preocupada por la opinión que pudiera merecer su conducta. No será hasta el final del relato, cuando el yo narrativo descubra su otro yo en la máscara azul – Dina – que su identidad quede plenamente constituida, aceptándose tal como es.
La acción se desarrolla en dos planos temporales. El plano del presente, en el que la narradora llega a Zurich para un ciclo de lecturas, donde entra en contacto con el marido de su difunta amiga Dina. Los posteriores intentos que llevará a cabo para reencontrarse con él la embarcarán en una búsqueda de su propia identidad. Esta pesquisa, que se desarrolla en el plano de la retrospectiva, la conducirá a la reconstrucción de la historia de su amiga y la suya propia.
Pese al paralelismo en las vidas de las dos mujeres, pues ambas son universitarias, éstas en principio se muestran muy diferentes. Por un lado, Dina pertenece a una familia de clase media acomodada, en tanto que la familia del yo narrativo, aún perteneciendo a la clase media, es más humilde. Otra contraposición es que Dina ha estudiado en un colegio alemán y por lo tanto el currículum estudiado es occidental, mientras que la narradora ha acudido a un colegio turco y su programa académico ha seguido el plan turco. Asimismo, Dina vive su sexualidad libremente, tratando de un modo despótico a sus amantes. Por el contrario, el yo narrativo quiere vivir como mujer libre e independiente, pero a la par le mortifica la proyección social de sus acciones:
“Ich wollte nicht eine Frau sein, die auf Ehre bedacht ist und sich deshalb weigert, mit einem verheirateten Mann zu schlafen. Armut und Ehre scheinen mir nahe beieinander zu liegen.“ (Özakin, Aysel (1992): Die blaue Maske. Roman. Hamburg und Zürich: Sammlung Luchterhand, p.38)
Así se advierte que, si bien emula a su amiga - pues quiere vivir como una mujer moderna y emancipada y por esta razón acepta ser la amante de Musa en vez de convertirse de acuerdo con la ley islámica en su segunda esposa -, sin embargo, no le deja indiferente la opinión del entorno turco, para el que no es más que una puta:
“Ich wollte eine selbständige Frau sein und wurde als Hure angesehen. Die freien Frauen gingen nach Europa – das “Hotel-Europa“ dagegen stand den käuflichen zur Verfügung.“ (Özakin, Aysel (1992): Die blaue Maske. Roman. Hamburg und Zürich: Sammlung Luchterhand, p. 49)
Por consiguiente retrata al yo narrativo como una identidad, cuyo deseo de vivir libre de ataduras le produce cierto desasosiego emocional. Özakin construye una personalidad dividida, donde la imagen de Dina representa el rechazo a todo lo oriental, como ocurre:
“… sie war wieder mal einfach davongelaufen. Vor dem Bild der Türken in Deutschland, diesem groben und lächerlichen Bild, das nur die Masse sah und nicht den einzelnen. Vielleicht war sie vor dem Anatolien in Berlin davongelaufen, einem Anatolien, das sich in Arabeskenschnulzen, mit kleinen Mädchen in Kopftüchern, mit schnauzbärtigen Männern immer tiefer in Religion und Dörflichkeit begrub, und sich unbeholfen in Berlin hüllte wie in einen Anzug aus Chemiefasern“(Özakin, Aysel (1992): Die blaue Maske. Roman. Hamburg und Zürich: Sammlung Luchterhand, p.9)
Al final, el yo narrativo se autoencuentra en la máscara azul. Sin embargo, este final abierto de la narración pone de manifiesto que, una vez integrado el alter ego, la narradora ha encontrado su propio camino, pese a vislumbrarse en el fracaso de la Dina real la posibilidad de otro final.
Por lo que se refiere a las obras de Alev Tekinay, éstas también abordan el tema de la identidad desde una perspectiva similar, bien como búsqueda de la misma entre dos culturas, bien a través del tópico del personaje doble, definiéndose, por tanto, el concepto de identidad como fragmentación del yo. En este sentido, se advierte que sus personajes no sienten ningún lugar como hogar.
Ya se ha anunciado en el punto 3.3.2.1.2. la influencia de dos culturas y, efectivamente, sus obras se nutren en gran medida de la polaridad existente entre dos cosmogonías diferentes y el consecuente desgarramiento que esto provoca. El concepto de identidad lo expresa esta autora en el discurso que pronuncia con motivo de la entrega del galardón ‘Adalbert-von-Chamisso- en 1990 así:
“Ich habe also zwei Heimatländer und zwei Muttersprachen. Mit zwei Füβen stehe ich in zwei Kulturen und in zwei Sprachen, in zwei Ländern, die unlöslich zu einer Einheit, zu einer neuen Heimat geschmolzen sind.“(Tekinay, Alev (1990): “Dankesrede zur Erhalt des Adalbert-von-Chamisso-Förderpreisess 1990“, en: DERGI (April/Mai 1990), p.21 )
Entendemos, por tanto, que la identidad no puede reducirse a aspectos nacionales, étnicos o culturales. Por el contrario, cobra importancia el modo en el que estos factores influyen en la constitución de la identidad. De esta manera, en el cuento Das Rosenmädchen und die Schildkröte ( Tekinay, Alev (1991): “Das Rosenmädchen und die Schildkröte“, en: Tekinay, Alev: Das Rosenmädchen und die Schildkröte. Frankfurt am Main: Brandes & Apsel Verlag, pp. 41 – 51 )la niña Gül se siente dividida entre ‘Sonnenland’ y ‘Bayerland’.
“Die Grenze aber trennte die zwei Länder, Bayer- und Sonnenland, wie ein Messer und machte es unmöglich, gleichzeitig in beiden zu Hause zu sein.
Dieses Messer zerschnitt auch Güls Inneres.“ ( Tekinay, Alev (1991): “Das Rosenmädchen und die Schildkröte“, en: Tekinay, Alev: Das Rosenmädchen und die Schildkröte. Frankfurt am Main: Brandes & Apsel Verlag, pp. 44)
El cuchillo como metáfora de la frontera que provoca la fragmentación interna de la propia protagonista. Esta disociación de su propio yo la torna cada vez más melancólica y pensativa. Gül está internamente dividida por un deseo, “… - zerrissen von Sehnsucht” ( Tekinay, Alev (1991): “Das Rosenmädchen und die Schildkröte“, en: Tekinay, Alev: Das Rosenmädchen und die Schildkröte. Frankfurt am Main: Brandes & Apsel Verlag, pp. 45), que resulta ser el anhelo inalcanzable de aunar en uno ambos países. La imposibilidad de llevar a cabo esta unión la desgarra, sintiéndose a merced de un ir y venir desesperanzado:
“Wie eine von Stürmen gehetzte Wolke fühlte sie sich hin und her gejagt. Ihr Leben war ein ruheloses Treiben, ohne Aussicht, jemals ans Ziel zu gelangen.“ ( Tekinay, Alev (1991): “Das Rosenmädchen und die Schildkröte“, en: Tekinay, Alev: Das Rosenmädchen und die Schildkröte. Frankfurt am Main: Brandes & Apsel Verlag, pp. 45)
El movimiento físico de la barrera que separa la frontera simboliza, a su vez, la fractura interna de la muchacha. No se encuentra en casa ni en uno ni en otro lugar. Intenta aunar ambos países – ambas cosmogonías -, pero no lo logra. La narración alcanza su clímax con el sueño de la muchacha, en el que descubre que ella misma es la frontera.
"... und ihr war plötzlich klar, daβ die Schranke im Traum sie selbst war. Gül fühlte sich unendlich müde und erschöpft von der jahrelangen Suche diesseits und jenseits der Grenze. [...] All die Leiden und die Sehnsucht dieser Jahre waren also umsonst, dachte sie, ich bin die Grenze selbst, die ich durchdringen muβ.” (Tekinay, Alev (1991): “Das Rosenmädchen und die Schildkröte“, en: Tekinay, Alev: Das Rosenmädchen und die Schildkröte. Frankfurt am Main: Brandes & Apsel Verlag, pp. 46)
El descubrimiento de sí misma como frontera marca, por consiguiente, el punto de inflexión. Esto le conduce a una nueva búsqueda. Si anteriormente la búsqueda era interior, una búsqueda que perseguía la comprensión de su desazón, ahora la búsqueda se torna en un intento por solucionar el problema. ¿Cómo puede franquear y superar las dos mentalidades que habitan en su interior?Se pone en camino y llega hasta la frontera fáctica. Allí coincide con un anciano, un forastero como él mismo dice, que ha viajado por todo el mundo y en todos los países ha encontrado un trozo de patria.
“ich habe die ganze Welt bereist, zahllose Grenzen passiert und tausend Schranken rauf und runter gehen sehen. Doch in jedem Land habe ich ein Stück Heimat gefunden, das ich an meinen Umhang nähte.“ (Tekinay, Alev (1991): “Das Rosenmädchen und die Schildkröte“, en: Tekinay, Alev: Das Rosenmädchen und die Schildkröte. Frankfurt am Main: Brandes & Apsel Verlag,, p. 48. )
Esta figura simboliza al ciudadano del mundo, de mentalidad abierta y cuya identidad no está necesariamente ligada a una cultura, sino que es permeable a otras formas de entender la vida. La enseñanza que obtiene de este ciudadano del mundo es que la única forma de hallarse siempre uno, de poseer una identidad íntegra, es llevar su propio país consigo. De ahí que Gül le ruegue la convierta en tortuga, para poder tener siempre ambas cosmogonías presente y lograr reparar la disociación de identidad que padece.
“…, daβ sie die kleine Schildkröte unter der Schranke nicht bemerkten, die zwar langsam vorankam, sich aber schwerelos fühlte trotz ihres gepanzerten Häuschens. Sie liebte dieses Häuschen sehr und fühlte sich wohl darin, denn es war für sie Dirndlhose und Pluderkleid zugleich.“(Tekinay, Alev (1991): “Das Rosenmädchen und die Schildkröte“, en: Tekinay, Alev: Das Rosenmädchen und die Schildkröte. Frankfurt am Main: Brandes & Apsel Verlag,p. 49 ss.)
En consecuencia, el desgarramiento interno es el origen de una identidad fragmentada y rota, que sólo logrará conciliar la armonía interna cuando sea capaz de aceptar los dos egos que habitan en su interior, ‘Bayerland’ y ‘Sonnenland’, es decir yo y alter ego.
El tema de la identidad está, a su vez, estrechamente ligado al tópico del doble en Alev Tekinay. Son numerosas las obras en las que este argumento aparece. Mencionemos por ejemplo el relato Metin und Martin (Tekinay, Alev (1984a): “Metin und Martin”, en: Norbert Ney (1984 ed.), Sie haben mich zu einem Ausländer gemacht ... ich bin einer geworden, Reinbek: Rowohlt, pp. 47 – 52 ). El personaje principal de esta historia quiere asemejarse a sus compañeros alemanes. Tal es su deseo de formar parte de la sociedad alemana que cambia su nombre ‘Metin’ por el de ‘Martin’. No satisfecho con el cambio del nombre, intenta eliminar de su persona todo rasgo foráneo, proyectándolos sobre su doble. De este modo sufre una especie de esquizofrenia en la que Metin ha de adaptarse al mundo de sus padres y Martin al de fuera, al mundo representado por la sociedad alemana. Se advierte, en consecuencia, que la identidad de Martin / Metin está fragmentada. En ambos entornos, tanto en el alemán como en el turco, es una personalidad incompleta.
El motivo del personaje desdoblado vuelve a aparecer en el relato Jacob und Yakup (Tekinay, Alev (1984b): “Jakob und Yakup”, en: Tekinay, Alev (1990): Es brennt ein Feuer in mir: Erzählungen. Frankfurt a.M.: Brandes & Apsel., pp. 7-39. También, Norbert Ney (1984 ed.), Sie haben mich zu einem Ausländer gemacht ... ich bin einer geworden, Reinbek: Rowohlt, pp. 7 – 39 ), donde el descubrimiento del otro representa la confrontación del yo y el alter ego en un mismo individuo. Jakob und Yakup es la historia del estudiante de germánicas Jakob Klein, a quien le es asignado un estudiante turco como compañero de habitación en la residencia universitaria. Éste quiere estudiar en Alemania filología germánica. Los dos estudiantes no sólo son parecidos físicamente, sino que, además, descubren paulatinamente que tienen mucho en común. Así sucede con el nombre, Yakup Kücüks significa en alemán Jakob Klein, el pueblo de Jakob, Sandheim, corresponde a la traducción turca Kumyuva, que es, a su vez, el nombre del pueblo de Yakup. Estos mismos paralelismos se repiten en la situación familiar, la procedencia geográfica y social, los intereses comunes e, incluso, en los recuerdos que los dos tienen de su infancia. Cada uno aprende a hablar sin acento el idioma del otro, incluso el dialecto regional.
Adquieren la costumbre de intercambiarse la ropa y de adoptar los gestos y hábitos del otro. Es tal la identificación entre ambos que al final hasta cambian las identidades. De este modo, cada uno de ellos puede llevar a la práctica su sueño. Pues Jakob Klein marcha a Turquía con el pasaporte de Yakup, cuando a Yakup no le renuevan el permiso de residencia. Va a vivir en el pueblo natal de éste. Yakup, por su parte, comienza su período de capacitación pedagógica en una pequeña ciudad cercana.
Se aprecia cómo en esta narración el doble se funde con el yo, se convierte en uno integrando simultáneamente el yo y el alter ego. Así incorpora lo foráneo y lo conocido. Las dos identidades presentadas por la autora están en proceso de formación y además son intercambiables.
La única que conoce el secreto es Doris, una estudiante de geografía. La observación que hace ofrece un giro fascinante al relato:
“Übrigens, ich habe alle Landkarten im Institut durchstöbert und entdeckt, daβ es weder ein Dorf in Deutschland namens Sandheim noch ein Dorf in der Türkei namens Kumyuva gibt.“ (Tekinay, Alev (1984b): “Jakob und Yakup”, en: Tekinay, Alev (1990): Es brennt ein Feuer in mir: Erzählungen. Frankfurt a.M.: Brandes & Apsel., pp. 7-39. También, Norbert Ney (1984 ed.), Sie haben mich zu einem Ausländer gemacht ... ich bin einer geworden, Reinbek: Rowohlt, p. 39)
Este final abierto incita a pensar si efectivamente la historia presenta dos personajes individuales o, por el contrario, retrata las múltiples identidades de un único personaje. La respuesta la ofrece Yakup en el cuento que narra a sus alumnos:
“Es war ein Mann, der aus einem fremden Land zu uns kam. Auf einem fliegenden Teppich. Er landete hier in Deutschland und tauschte sein Ich gegen ein anderes. Dieser Tausch wäre aber nicht nötig gewesen, denn der andere war niemand anderer als er selber.“(Tekinay, Alev (1984b): “Jakob und Yakup”, en: Tekinay, Alev (1990): Es brennt ein Feuer in mir: Erzählungen. Frankfurt a.M.: Brandes & Apsel., pp. 7-39. También, Norbert Ney (1984 ed.), Sie haben mich zu einem Ausländer gemacht ... ich bin einer geworden, Reinbek: Rowohlt, p.39)
Continuando con el argumento de la identidad merece destacarse el tratamiento que hace del mismo Feridun Zaimoglu en Kanak Sprak. 24 Miβtöne am Rande der Gesellschaft (Zaimoglu, Feridun (1995, 20046): Kanak Sprak. 24 Miβtöne am Rande der Gesellschaft. Hamburg: Rotbuch). En esta obra hablan los propios interesados en primera persona, reivindicando su lugar en la sociedad. Son personajes que se sienten como el resultado de una simbiosis que no termina de integrarse en la sociedad alemana. En este sentido, son identidades disociadas, que experimentan una gran ira contra todo tipo de normas y valores sociales. Son conscientes de su status marginal y de la imposibilidad de superar esta marginalidad. De ahí la afirmación de Memet:
"Der Kanake ist so etwas wie ein synthetisches produkt, der sich und die fabrik haβt, in dem es gefertigt wurde.” ( Zaimoglu, Feridun (1995, 20046): “Die Beschmutzten kennen keine Ästhetik“, en :Kanak Sprak. 24 Miβtöne am Rande der Gesellschaft, Hamburg: Rotbuch, p. 110 )
El ‘kanake (Con el término despectivo ‘kanake’ la población autóctona alemana se refiere a los inmigrantes industriales turcos y los descendientes de estos en territorio alemán. )’ es consciente de su mestizaje y lo rechaza por el hecho de situarle en una posición de desventaja con respecto al resto de la sociedad. Esta sociedad, en la que todos y cada uno tienen un lugar, ubica al ‘kanake’ en la escala de los siervos, ‘knechte’, los que no tienen voz, recordándole constantemente su insignificancia:
“Jeder unserer jungs steht für eine miniphilosophie, in der alle gegenstände aufgeräumt sind und ihren platz haben. Genau das gegenteil dessen, was sie wirklich sind, nämlich knechte einer allgegenwärtigen bedeutungslosigkeit. Der bastard verflucht den beischlaf, aus dem er hervorgegangen ist, und das klima, in dem er lebt.“(Zaimoglu, Feridun (1995, 20046): “Die Beschmutzten kennen keine Ästhetik“, en :Kanak Sprak. 24 Miβtöne am Rande der Gesellschaft, Hamburg: Rotbuch, p. 111)
De esta manera se constata un rechazo total a la sociedad en la que vive a la par que desaprueba también el colectivo del que procede, pues el resultado de ambos entornos es su identidad fragmentada. El ‘kanake’ es el resultado de dos culturas en las que no ha logrado un desarrollo personal satisfactorio.
Esta misma fragmentación se observa en la reivindicación de la palabra peyorativa ‘kanake’ como seña de identidad. Los turcos de segunda generación tornan este vocablo - que en un principio utiliza la población alemana para referirse de forma despectiva al inmigrante turco – en orgulloso lema de diferencia, determinando así la línea divisoria entre alemán y extranjero.
El ‘kanake’ es la frontera al igual como sucedía en el cuento de Alev Tekinay, Das Rosenmädchen und die Schildkröte, donde la niña Gül es la frontera.
Por otra parte, en las acotaciones de los diferentes narradores se hallan los exponentes de la escasa autoestima que tienen los personajes.
“Glaub ja nischt, daβ sowas ‘n wert hat, aber von mir aus kannst ja hörn was abgeht hier bei mir. [...]
wenn ich durch die gegend latsch, is das kein vergnügen, alle paar meter zu merken: mann hat denn keiner ‚n gruβ übrig, nischt daβ ich’n pender bin und betteln tu, nur’s krause haar macht mich zum modderfisch.” (Zaimoglu, Feridun (1995, 20046): “Die Beschmutzten kennen keine Ästhetik“, en :Kanak Sprak. 24 Miβtöne am Rande der Gesellschaft, Hamburg: Rotbuch, p. 111y 119)
También quiero referirme al desarrollo que hace de este tema Feridun Zaimoglu en la novela Leinwand (Zaimoglu, Feridun (2003): Leinwand. Hamburg: Rotbuch ), donde retrata la figura de Seyfeddin Karasu, un turco de segunda generación. El autor presenta la construcción de la identidad de este personaje desde dos planos diferentes. Por un lado está el plano interno en el que Seyfeddin actúa como un ciudadano cualquiera; de este modo, pone de manifiesto su total integración social a través de su trabajo de policía.
“Seyfeddin war der erste eingedeutsche Türke, der in der Bereitschaftspolizei aufgetaucht war, und hatte dadurch sogleich die Neugier des Ausbilders erweckt. Während der Grundausbildung entpuppte er sich als belastbar und nervenstark, umsichtig und intelligent, wie später in seinen Beurteilungen zu lesen war.“( Zaimoglu, Feridun (2003): Leinwand. Hamburg: Rotbuch, p.9 )
Él mismo se percibe a sí mismo como una identidad entera. No muestra en ningún momento fisura alguna en su personalidad. Tampoco se cuestiona su labor policial ni el modo de actuar con respecto a sus compatriotas. Es ante todo un policía alemán y como tal es su conducta:
“Ulli zeigt auf die beiden Türken.
[...]
... ich hätte jetzt gern noch ein paar Fragen an Sie. Ist Ihre Tochter illegal in Deutschland?
[...]
»Wo hat sie ihren Lebensmittelepunkt? Ihre Schwester hat Delikte im Bereich Beschaffungskriminalität begangen. Da müssen wir zum Beispiel feststellen. Ob es sich um Ausländerkriminalität gehandelt hat oder ob sie deutsche Staatsbürgerin ist.«“ (Zaimoglu, Feridun (2003): Leinwand. Hamburg: Rotbuch, p.72 )
De hecho, ha adoptado algunos rasgos y hábitos racistas que se aprecian en el modo en el que se dirige a un detenido de color. No sólo es racista su lenguaje en cuanto al léxico empleado, sino que, totalmente inmerso en su papel de policía alemán, utiliza frases en imperativo, con un predominio del uso del infinitivo y despojando los sustantivos de los determinantes correspondientes. Asimismo, se dirige al detenido en segunda persona de singular y no con la fórmula de cortesía ‘Sie’, ocasionando con esta actitud xenófoba una queja ante sus superiores y su traslado disciplinario:
“… Ich übersetze es Ihnen mal in Negersprak. Du spucken aus Beweismaterial, dann wir dich bringen zu Abschiebehaft. Wir haben Straβe gereinig von menschliches Unrat, du gehen zurück in Busch von Afrika.”(Zaimoglu, Feridun (2003): Leinwand. Hamburg: Rotbuch, p.12 )
En segundo lugar y desde el plano externo, Seyfeddin es retratado por los delincuentes turcos, quienes le consideren un traidor a su gente. Consideran que la voluntad de integración de Seyfeddin no es más que un mero congraciarse con los alemanes, con sus normas y valores, para quien ha de hacer el trabajo sucio.
“»Mieser Hund. Kriechst hier den Deutschen in den Arsch und machst den Job der rassistischen Bullen. Wir sind Türken. Mann. Du verkaufst deine eigenen Brüder«“ (Zaimoglu, Feridun (2003): Leinwand. Hamburg: Rotbuch, p. 13 )
La identidad del personaje presenta, en consecuencia, dos facetas, aquella que le distingue como un personaje totalmente adaptado y asimilado y la otra, la del inmigrante marginal que reivindica su diferencia y foraneidad. Para ello el escritor construye la personalidad del sujeto desde dos ángulos. El plano interno con el que se identifica plenamente el propio personaje, pues representa el yo que ha decidido ser, es el ámbito alemán. Por este motivo es más alemán que los propios alemanes, evidenciando rasgos racistas en un grado tal como ningún policía alemán se atrevería a mostrar por aquello que llamamos ‘lo políticamente correcto’. Ha reprimido todos los elementos que pudieran identificarle como turco. En el plano externo el escritor retrata a los personajes marginales, los delincuentes. Cabe interpretar estos sujetos como el lado opuesto del protagonista que representa aquello que podría haber llegado a ser Seyfeddin y que él ha rechazado. De ahí su inmersión en la sociedad alemana y su dedicación al trabajo.
El final de la novela pone de manifiesto que una polaridad tan acentuada no puede llegar a buen término. Este fracaso queda patente en la explosión del coche del protagonista y la muerte de éste. Ha dejado de lado su parte turca, centrándose en su parte alemana. Esto es precisamente lo que desencadena la animadversión de los delincuentes turcos, que sienten que ha traicionado sus orígenes y se ha vendido a los alemanes.
Pese a no quedar explícito en el texto, interpretamos que han sido los delincuentes turcos quienes han colocado la bomba en el coche.
De los ejemplos arriba reseñados cabe deducir que el tema de la identidad es un argumento muy frecuente en el corpus de los autores del discurso multicultural, independientemente del modo en que aparezca reflejado en la obra de éstos. Ya sea por medio de la figura del doble, ya sea a través de un personaje disociado o mediante un sujeto que reprime uno de los elementos que integran dicha identidad. Los creadores reflejan de este modo su propia circunstancia vital y las experiencias que han vivido, abordando el tema mencionado en algún momento de su trayectoria literaria, tanto si pertenecen a la primera como a la segunda generación.